Apenas tuve ocasión de conocer a Marcelino, pues la única que vez que pude estar con él, fue hace unos 11 años, cuando visitó la provincia para participar en una precampaña electoral. Como siempre suele pasar cuando alguien del federal nos visita, intentamos sacarle el máximo provecho y por ello, en IU montamos una comida a la que como no podía ser de otra manera se sumaron dirigentes de CC.OO en la ciudad. Como siempre solía pasar con Marcelino y otros tantos dirigentes del PCE o de IU de su misma generación, faltó tiempo para todo aquello que él nos quería contar, pero ciertamente le sacamos partido a su visita y para mí fue todo un orgullo poder estar sentado junto a él y escucharlo durante esa comida que a buen seguro, bien podría haberse convertido en cena de no ser por el acto que nos esperaba. Posteriormente lo vi por última vez en una intervención en la asamblea federal de IU, creo recordar que fue en la última en la que salió elegido Gaspar Llamazares. En un receso pidió la palabra para saludar. Se le concedieron minutos suficientes para tal fin, pero no puedo ser, cuando llevaba unos 15 minutos y todavía estábamos por la revolución industrial, el Presidente y otros miembros de la mesa, tuvieron que retirarle la palabra para proseguir. Marcelino abandonó el atril mientras el Plenario se puso en en pie para aplaudirle a raudales.
La muerte de Marcelino, es sin duda una muy triste noticia, que deja huerfanos a familiares, trabajadores, al PCE, a IU y a su sindicato CC.OO. Pero su muerte, nos deja un legado tremendo y un mensaje inequívoco de humanismo aplicado a su manera de entender la vida, la acción sindical o la política. Se ha ido un hombre bueno, que nunca fue contra quienes tanto daño le habían hecho en las cárceles, un sindicalista consecuente que nunca hubiera acetado ser ministro de trabajo estando en contra de la reforma laboral y un político fiel y coherente a sus ideas hasta el último momento. Marcelino se ha ido. Continuemos su lucha con sus mismas herramientas, será nuestro mejor homenaje y la mejor manera de continuar su lucha.
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