Parece que fue ayer cuando conocí en la sede de IU a Ánchel. Vino desde su refugio laboral y familiar de Barcelona a su adorada provincia de Huesca con más ganas que un militante de las Juventudes de IU para hacer campaña en las municipales y autonómicas. Creo que fue en mayo del 99. Rápidamente se puso teléfono al oído y empezó a convocar a diestro y siniestro para que se hiciera campaña activa en favor de IU. La mayoría de sus llamadas a personas del mundo de la cultura tenían éxito y pocas rechazaban el manantial de ilusión que él irradiaba en sus llamadas. Durante esa campaña me tocó acompañar a Ánchel a muchos de los actos que se organizaron y aunque finalmente los resultados electorales no acompañaron, puedo decir que valió la pena lo vivido por muy diversas razones. En primer lugar porque desde entonces mi amistad con él está a prueba de balas y en segundo lugar, porque tantos Kilómetros de pueblo en pueblo del Altoaragón conversando de literatura, de política, de Aragón o de la vida mismo, con el amor y convencimiento con el que los trasmite, hace que aunque en algunas cosas no comulgues con él, sea imposible no admirarle por su visión de las cosas y la seguridad con que las trasmite.
Ayer cuando él mismo lleno de ilusión me llamó para comentarme que había sido distinguido por el Gobierno de Aragón, con la medalla al Mérito Cultural, en primer lugar le mostré mi alegría y felicitación como no podía ser de otra manera, después, tras colgar su llamada, pensé en que va siendo hora de que esta tierra empiece a premiar a personas como él, personas que han dado y seguirán dando mucho por Aragón. Lo dieron en tiempos muy difíciles, jugándose algo más que su prestigio. Lo han hecho recientemente defendiendo su forma de ver la política y la lengua aragonesa. Me río aún de esos nacionalistas de Teruel que lo llamaban “paracaidista” porque no entienden que un aragonés viva en Barcelona y vaya a su amado Teruel a hacer campaña en defensa de lo que cree. Me acuerdo de la alcaldesa de Alcolea de Cinca, su pueblo natal, que no quiso recibirlo por como defendió sus principios y valores en un acto público. O me enorgullece el hecho de que aprobada la reforma legislativa por la que se permiten los matrimonios homosexuales, me pidiera que lo casara aunque finalmente no pudiera hacerlo. Él quería ser el primero en dar la cara y mostrar camino al resto en la provincia y lo fue.
Para finalizar, en nombre de IU Altoaragón, mostrar nuestro respaldo y agradecimiento al Departamento de Educación, Cultura y Deporte del Gobierno de Aragón, por el reconocimiento que ha dado a nuestro querido compañero Ánchel. Los que conocemos a Ánchel, sabemos que la ilusión que este premio le da, solo servirá para que use con más energía si cabe todas las armas que tiene para trasformar el mundo en el lugar en el que cree. Sus armas, no son otras que la moral, la literatura, la cultura y un profundo sentimiento de amor y respeto al ser humano y a sus raíces. Ojala todas las armas de este mundo fueran como las suyas. Felicidades Ánchel.
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