EL AGRICULTOR EXPLOTADO

Cierto es que la agricultura debe aprender de otros sectores para mejorar sus rendimientos económicos y dejar de depender en tan gran medida de las subvenciones y ayudas estatales. Pero es igualmente cierto, que los gobiernos europeos y españoles, hacen poco o nada por sacar a la agricultura de ese callejón sin salida en el que se encuentra como consecuencia de la cada vez mayor dependencia de las grandes industrial agroalimentarias de la distribución. Hoy, mientras un agricultor deja el sudor de su trabajo en el campo, las agroalimentarias convierten ese sudor en grandes beneficios, produciendo las inaceptables diferencias que existen entre precios de origen o de producción y de consumo. Estas diferencias, que estos días han supuesto movilizaciones agrarias pues están poniendo en peligro la misma producción de frutas y hortalizas, convierten en obligatorio y urgente, lo que Izquierda Unida lleva pidiendo hace tiempo en diversas Instituciones, una Ley de Márgenes Comerciales para los productos agrícolas, frenando con ello las actuales políticas de liberalización del sector agrario y garantizando que ese sudor del agricultor, no se convierta sólo en beneficio para las grandes empresas de la distribución.

Para Izquierda Unida, el sector agropecuario, es un sector fundamental en un Estado, algo que entendemos choca con las prioridades de Europa y de España. El agropecuario, es un sector que a diferencia del financiero, al que se le ha prestado recientemente millones de euros, no se deslocaliza y por tanto las ayudas quedan en el mismo Estado. Hoy, en el que una transacción financiera de cualquiera de los grandes grupos que controlan la agricultura viaja por el mundo en segundos, es más necesario que nunca que los Estados protejan al débil, al explotado, que en este caso además, es el que garantiza la soberanía alimentaría de mi país y la mía propia.