Por fin cae la noche y comienza a refrescar tras un caluroso día. Decido ver un programa informativo en el que un misionero, de estos que se juegan la piel clama contra el cielo (o mejor dicho, contra los ocho países más poderosos de la tierra) por condenar a la muerte a miles de niños y no tomar medidas contra la pobreza, aunque si las toman para evitar que sus países se llenen de pobres. El misionero, uno más de los múltiples españoles, denuncia que se quemen toneladas de cereales en forma de biodiesel que salvarían miles de vidas en ese país, denuncia que suban los precios de los cereales y que un pobre no puede competir con las multinacionales del petrodolar.
Mientras aquí, como Izquierda Unida hemos sido conocedores de una subvención llamativa del Gobierno de Aragón. En este caso para las cofradías de Barbastro por importe de 20.000 euros más 6000 del Ayuntamiento del Vero. A día de hoy desconocemos si esta subvención es la única que se ha dado en Aragón o si se dan más a distintas cofradías aragonesas. No sabemos tampoco cual es el importe final que nuestros representantes aragoneses han dado para estos fines y bajo que criterios se conceden estas ayudas. Eso sí, uno piensa en las palabras del misionero y se pregunta si su fe, es la misma que la de quienes dan y aceptan subvenciones para cofradías mientras sigue muriendo gente de hambre y piensa que haría este misionero con casi cinco millones de pesetas. Decido cambiar el canal, mejor no pensar. Aparece ante mi un partido de fútbol, el objetivo del mismo recaudar para África. Rápidamente pienso que el futbolista que menos gana pagaría la educación de toda Etiopia. Y me acuerdo de aquella frase del obispo Brasileño Helder Camara. “Si das de comer a un pobre te llaman santo, si preguntas porqué no come, comunista”. Me voy a dormir, es sábado y he tenido bastante.
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