Es más que evidente que si Greenpeace hace un informe en el que se dice que Monzón es uno de los focos más contaminantes de España, dicha información merece cuanto menos un comentario para aclarar la situación de la ciudad. Mal empezamos si una de las causas de declarar a Monzón como uno de los puntos más contaminantes se basa en el vertido al Cinca de DDT, pues Confederación Hidrográfica del Ebro ha impedido que siguiera produciéndose el dicofol, por lo que evidentemente dejará de verterse este contaminante al río Cinca. Y debo decir que este hecho se ha producido en primer lugar gracias a la acción decidida del movimiento ecologista local. Evidentemente la decisión final ha sido política y por tanto cabe reconocerles este hecho a los responsables de Confederación Hidrográfica del Ebro, que han considerado oportuno no renovar la autorización para la producción de este insecticida.
Monzón actualmente tiene una importante actividad industrial y muchas de estas actividades están siendo o han sido objeto de muy importantes controles desde las administraciones públicas en los últimos años gracias entre otras razones a la necesidad de obtener las autorizaciones ambientales integradas. Yo mismo visité por ejemplo hace apenas un mes la empresa Hidronitro para supervisar las obras que están haciendo en sus hornos y que estarán listas en breve, lo que una vez finalizadas deben servir para evitar que se produzcan esas famosas nubes de humo no filtrado que suelen verse desde la ciudad. Pero es que la situación de Monzón, desde el punto de vista de la contaminación ha mejorado notablemente los últimos años. Hoy es muy normal encontrar en el Cinca rastros del que dicen que es el mejor indicador natural de la calidad del agua, la nutria. Sin ir más lejos, recientemente se dejó fotografiar una incluso en el azud del río Sosa frente al pasaje Loarre, algo impensable hace unos años. Igualmente, el Ayuntamiento y DGA han encargado mediciones diversas sobre la calidad del aire y los valores son bastante buenos y mejorarán cuando algunas de las exigencias a las empresas que se están acabando estén definitivamente en funcionamiento.
Lo que no se puede negar es que la industria química ha sido muy contaminante porque muchas de las normativas legales y exigencias son tristemente demasiado recientes. Igualmente sucede con los procesos de producción, que tiene que adaptarse a veces demasiado lentamente a normativas que a buen seguro en un futuro seguirán endureciéndose. Pero hoy, entiendo que Monzón es una ciudad que tiene una actividad industrial vigilada y controlada y aunque hay actividad potencialmente muy contaminante, pues por ejemplo un escape de cloro bien podría producirse, igualmente podría producirse un escape en alguna de las centrales nucleares de nuestros alrededores y eso seguro, sería mucho peor que cualquier escape de las industrias locales a las que debemos seguir exigiendo el cumplimiento de las normas, pues entre otras cosas quien invierte en medio ambiente muestra inequívocamente su apuesta por el futuro de la actividad empresarial que desarrolla, no hay otro camino.
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