Parece que el PP debe andar algo nervioso por las encuestas nacionales y ha decidido usar ahora un nuevo recurso para obtener votos a su derecha, que aunque débil porque no deja mucho espacio, también existe. Para ello, nada mejor que usar demagógicamente el mensaje de la emigración. Parece ser que el PP, el cual pertenece a lo que se llama “democracia-cristiana” se ha olvidado por completo de lo de cristiana y se ha metido de lleno en lo suyo, en la justificación de la emigración por necesidades de la economía, o lo que es lo mismo, anteponer ideológicamente la economía a la que no he oído que le ponga fronteras, frente al ser humano, al que le pone fronteras basadas en las necesidades de la economía. Sus argumentos contra la emigración ilegal son del todo demagógicos porque pensar que por ejemplo un subsahariano que no tiene ni para agua, va a dejar de venir porque se cambien leyes en España, cuando no conoce ninguna y está dispuesto a perder la vida en una patera, es del todo ridículo.
La emigración es un asunto muy serio, tratar este tema con absoluto desprecio hacia el emigrante “legal o ilegal”, pues todos se sienten aludidos, es tremendamente injusto y preocupante y hay ejemplos demasiado tristes a lo largo de la historia de la humanidad para ello, alguno de los cuales han sido españoles los que los han sufrido. Ya hace tiempo que Julio Anguita vio venir esto y le dijo en el Congreso al entonces presidente Aznar que no se pueden poner puertas al campo y que debíamos actuar rápidamente en el cambio de las relaciones norte-sur, para que los países pobres dejen de ser explotados a los que España les vende armas en lugar de tecnología y pasen a ser países dignos donde vivir. Sólo así frenaremos la emigración. Nadie se juega la vida dejando atrás parte de sus raíces sólo por ir a un país extranjero.
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